" Mi relación con el dinero "
¿Por qué es importante preguntarnos cuál es nuestra relación con el dinero? Porque la manera en que nos relacionamos con el dinero, el tipo de vínculo que entablamos con él, habla mucho de nosotras y de ciertos aspectos de nuestra personalidad.
Porque si queremos mejorar la relación que tenemos con nuestro dinero es necesario analizar primero qué tipo de vínculo establecemos con el, dentro de qué paradigmas nos movemos.
Y cuando hablo de dinero me refiero a ese instrumento que por sí mismo no tiene identidad, sino que la adquiere en función del valor que tenga para cada uno de nosotros.
Nuestra percepción y nuestra relación con el dinero surge de una interacción de variables, entre ellas, nuestra familia, la sociedad en la que fuimos criados, el contexto socio cultural en el que crecimos, los valores que se nos han transmitido.
¿ Te decía que los ricos eran malos? ¿ Qué es dinero corrompe a la gente? ¿ Qué mejor no tener dinero y ser buena persona?
Más allá de haber tenido una vida holgada a nivel económico o con escasez, todos los seres humanos mantenemos una relación compleja con el dinero, habiendo nacido en una familia adinerada tanto como en una donde hubo siempre pobreza económica.
Sostenemos historias y creencias acerca del dinero que nos trascienden y en las cuales se reflejan las ideologías culturales en las que estamos inmersos.
La culpa es una de las mejores aliadas a la hora de boicotear una saludable concepción del dinero.
Culpa por tener y culpa por no tener.
Culpa por no sentirte merecedor o digno de ser rico.
Culpa de no haber llevado a cabo ideas.
Culpa de haber derrochado.
Culpa de haber gastado demasiado.
Culpa como sentimiento que paraliza, angustia, frustra y obstaculiza. Culpa colocada en la vereda de enfrente de la ambición, emoción que sí considero necesaria para crecer, colocarse metas, objetivos y llevar a cabo acciones concretas para cumplirlas.
El miedo también nos impide ser criteriosos y analizar con la mayor objetividad posible qué es lo que conviene hacer en un momento y que conviene hacer en otro, en cuanto a los movimientos del dinero, gastos, inversiones, ahorro, distribución, etc.
El dinero tiene que ver con valores y preferencias. Es un elemento de intercambio, pero cada uno decide el valor que le da al dinero, como moneda de intercambio y cuanto vale lo que desea obtener como para invertir el dinero en eso (un producto, un servicio o lo que querramos adquirir).
De la misma manera, en el momento de evaluar el precio que le colocamos a nuestros servicios o productos, aquello en lo que nos desenvolvemos y elegimos para vivir, somos nosotros los que decidimos qué valor tiene aquello que vendemos y qué valor tendrá para el que lo compre.
Ahora bien, tenemos el derecho y la responsabilidad de elegir en qué tipo de mentalidad queremos habitar, es decir, que mirada deseamos tener sobre el dinero y cuáles son los hábitos que vamos a adquirir en función de esa mentalidad a la que adherimos.
Podemos optar por una mentalidad de la escasez o mentalidad de la abundancia.
No sera posible tener una vida en abundancia y un negocio o proyecto próspero si mantenemos con el dinero una relación de disgusto, pelea e incomodidad o si derrochamos el dinero sin darle ningún valor al mismo.
Es importante dejar de ver al dinero como una mala palabra y desmitificar el lugar en el cual culturalmente ha estado ubicado para mucha gente.
"No puedes tener una vida de abundancia y un negocio o proyecto próspero si el dinero te incomoda".
Registrar el tipo de relación que estamos teniendo con el dinero y poder detectar si ese tipo de relación nos está facilitando o entorpeciendo el camino de nuestro desarrollo y crecimiento, es lo que nos permitirá tomar las decisiones adecuadas para lograr el cumplimiento de nuestras metas.
Mejorando nuestra relación con el dinero y con la ambición como emoción positiva, podremos verdaderamente prosperar, sin sabotear nuestros sueños y progresos.
Las personas, los emprendedores y los empresarios tienen relaciones diferentes con el dinero. Están los que, sin nacer en familias acomodadas son capaces de construir negocios millonarios. Y los que pasan de proyecto en proyecto sin lograr nada, a pesar de tener todo a favor. ¿Cuál es la explicación?
Los expertos en psicología hablan de bloqueos, fenómenos que nos impiden tomar decisiones más inteligentes en el manejo de nuestras finanzas personales y las del negocio. En esas situaciones, nos angustiamos, nos ponemos ansiosos, nos llenamos de culpa y nos paralizamos. Y entramos en un círculo vicioso, porque esos sentimientos nos llevan a cometer nuevos errores.
La buena noticia es que esos bloqueos son pensamientos en los que podemos trabajar, para liberarnos de ellos o modificarlos. Y adoptar entonces una actitud más positiva ante el dinero y la posibilidad de generar un patrimonio. ¿Cómo lograrlo? Con estos tres pasos.
1. Analiza qué piensas del dinero
Todos cargamos con la influencia de nuestra educación, de las creencias de nuestros padres y las de nuestro entorno. Por ejemplo, si provienes de una familia de profesionistas que son muy conservadores con el dinero, seguramente tendrás cierta aversión al riesgo. Y habrás escuchado frases como “la plata solo se pierde” o “nuestra familia tiene mala suerte con el dinero”. Identifica cuáles son aquellas creencias que te estás llevando a gastar de más o a no planificar un retiro, y por qué otras necesitas cambiarlas. Para hacer este proceso más fácil, escribe afirmaciones cada mañana y repítelas a lo largo del día.
2. Adquiere educación financiera
Cambiar tus pensamientos no servirá de mucho si no empiezas a cambiar tus conductas. Pero antes de tomar acción, es importante que aprendas herramientas básicas para el manejo del dinero. Por ejemplo, muchas personas tienen dos o tres tarjetas de crédito, y no entienden términos básicos como Costo Anual Total (CAT) o qué significa hacer un pago mínimo. Busca libros de autores reconocidos con información práctica, asiste a talleres sobre ahorro e inversiones.
Haz una lista de 20 afirmaciones positivas acerca del dinero. Puedes repetir afirmación.
3. Empieza a tomar acción con objetivos alcanzables
Por último, llega el momento de tomar decisiones que nos permitan hacer del dinero una oportunidad para lograr nuestros proyectos y sueños, y no una fuente inagotable de angustia y frustraciones. Y para ello, lo mejor es empezar con metas pequeñas pero que nos motiven cada día a ahorrar o a aprender cómo invertir mejor. Toma una hoja de papel y escribe qué te gustaría comprar en el corto plazo: por ejemplo, un nuevo libro, o unos billetes de avión para pasar unos días en la playa junto a la familia. Cuando te sientas más seguro en cuanto a las decisiones que tomas, plantéate objetivos más ambiciosos, como la adquisición de un coche o una casa.
Mantra del dia: " Yo soy un imán del dinero"