El proceso mediante el cual nuestra intención para realizar una acción, un acto o la voluntad para adoptar una determinación sobre un asunto, pasa por una serie de tamices o filtros. A la final la decisión tomada es un reflejo de unos supuestos intereses o creencia que se ponen en valor.
Hay dos vertientes que inducen a la toma de una decisión, una está en el pasado en base a una idea pre establecida sobre algo de lo que no se desea volver a rememorar, el ejemplo esta en el aforismo de no “volver a tropezar con la misma piedra”. La otra esta en el futuro, en esta siempre va primar el sentido de la pertenencia o de la posesión es decir, que en base a lo que tienes bien sea emocional o material, decidir, demanda poner en riesgo algo con la apuesta de recibir un beneficio que lo supere en valor.
En cualquiera de los casos decidir involucra posesión y entraña el concepto de perdida. Por lo tanto a la hora de tomar una decisión siempre vas a sopesar lo que se tiene con lo que no se tiene y esto es aplicable tanto a lo material o emocional, este ultimo también tiene un valor asignado debido a que la emoción es una forma creada por el pensamiento, y como toda expresión humana con forma tiene un valor añadido susceptible a trueque o intercambio dentro de la escala de precios asignada tanto por el que “compra” o el que “vende”.
Ahora, en conocimiento de que la decisión deriva en escoger una opción que se baraja en cualquiera de los dos vertientes mencionadas anteriormente en el pasado o el futuro, la mejor decisión es NO tomar ninguna decisión debido a que en el momento actual en el que se te presenta disyuntiva tanto el pasado y el futuro no existen, son realidades abstractas y utilizarlas como referencia induce a la fabricación de circunstancias que se convertirán en realidad a través del propio pensamiento de quien las genera.
Desde el punto de vista de lo que representa una correcta percepción de la realidad que se vive no estamos sujetos a nada que haya ocurrido ni este por ocurrir, por tal motivo es mejor dejar que sea nuestra propia entidad como Ser se manifieste en el momento actual.
En las enseñanza de Jesús tenemos una poderosa herramienta que nos ayuda a discernir cual es la mejor opción a tomar a la hora de adoptar decisiones. Estas enseñanzas nos invitan a que no te sientas responsable de ello liberándote de una gran carga emocional dejándote espacio para el goce y disfrute de la vida.
*Jamás se dará el caso de que tengas que tomar decisiones por tu cuenta. No estás desprovisto de ayuda, y de una Ayuda que conoce la solución. ¿Te conformarías con unas migajas, que es todo lo que por tu cuenta puedes ofrecerte a ti mismo, cuando aquel que te lo da todo simplemente lo pone a tu disposición? El nunca te preguntará qué has hecho para ser digno del regalo de Dios. Así pues, no te lo preguntes a ti mismo. Acepta, en cambio, Su respuesta, pues Él sabe que tú eres digno de todo lo que Dios dispone para ti. No trates de librarte del regalo de Dios que el Espíritu Santo tan libre y gustosamente te ofrece. Él te ofrece sólo lo que Dios le dio para ti. No tienes que decidir si eres merecedor de ello o no. Dios sabe que lo eres.*
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