La vida y la muerte
Soy Victoria Vidente, y como ya muchos sabéis, colaboro con Wengo desde sus comienzos. Te invito a leer el siguiente artículo, que creo será de tu interés. Si deseas saber más sobre este tema, no dudes en ponerte en contacto conmigo, estaré encantada de ayudarte.
Es de todos sabido que entre la vida y la muerte existe una especie de interés que a todos nos trae curiosidad. Queremos saber de nuestros seres fallecidos, de cómo están, que nos guíen, tal vez decirles aquello que en su momento hemos silenciado, o bien sentimos curiosidad sobre aquello que nos espera. La mente tiene un enorme poder entre estos dos mundos. A la comunicación entre ellos se le llama telepatía.
La telepatía son las señales, ruidos, olores, y mensajes, que podemos percibir entre los dos mundos. Durante el año que sigue a la pérdida de un ser querido, la percepción de señales que vincula la vida y la muerte, es más fuerte. Es de vital importancia, saber que nosotros podemos ayudar a nuestros seres queridos. Todo depende del karma.
¿Cómo comunicarnos con el más allá?
Lo primero que hay que saber, es que, al dejar nuestro lado carnal, abandonamos nuestras vestiduras, pero en nuestra siguiente vida seremos tal y como hayamos sido en la primera. Si nuestro karma ha sido “pesado”, tendremos más dificultades para abandonar el mundo terrenal. Por ello, se suele decir que hay estancias o niveles en el más allá.
Para explicarlo de una forma drástica, pero de manera que el lector lo entienda, cuando una persona abandona su vida habiendo resuelto su misión o karma, estará otro nivel que aquella persona que haya sido arrebatada de la vida de forma inesperada. Tal puede ser el caso de una persona que se ha suicidado o a la que han asesinado.
El dolor hace que en esos momentos no se tenga esa paz y nuestra mente y corazón no nos dejen recibir esa comunicación.
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Sólo cuando tenemos tranquilidad, paz y equilibrio de espíritu es cuando podemos sentir y percibir las señales que comunican ambos mundos. Esto no significa que la comunicación entre ambos mundos sólo se dé cuando estemos en paz con uno mismo, sino que si encontramos la tranquilidad, la percepción de dichas señales es más fácil de interpretar.
En cualquier caso, son aquellos que nos han dejado, los que deciden, cuándo, cómo, a quién y a través de quién o qué se van a manifestar.
Una vez que nos han transmitido lo que quieren decirnos, su presencia se va, pero no por ello dejan de estar ahí, entre nosotros.
Debemos de ser pacientes, ellos nos ven y saben de nosotros.
Cuando un ser fallecido se comunica con nosotros, y lo hace a través de diferentes personas dentro de una misma familia, las interpretaciones del mensaje pueden ser muy diferentes, dependiendo del estado de ánimo de cada familiar y del lazo de unión entre ambos.
En conclusión, no estamos solos en la vida ni tampoco en la muerte, Que ambos mundos se encuentren en armonía, depende de nuestra mente y nuestro corazón y nuestra empatía y capacidad de recepción del mensaje que nos quieran transmitir.
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